El ex piloto de Fórmula 1, Stoffel Vandoorne, logró su primera victoria en la Fórmula E en tres años de manera espectacular. El belga se benefició de una estrategia audaz durante la caótica y empapada carrera inaugural del fin de semana del E-Prix de Tokio. Oliver Rowland consolidó su liderazgo en el campeonato con un segundo puesto. Los holandeses Nyck de Vries y Robin Frijns terminaron respectivamente en octavo y décimo lugar.
La carrera inaugural en la capital japonesa comenzó con bastante caos: la clasificación fue cancelada debido a la intensa lluvia, por lo que el orden de salida se determinó en base a los tiempos de la segunda sesión de entrenamientos libres. Aunque la lluvia disminuyó justo antes del inicio, las condiciones estaban lejos de ser ideales. La carrera comenzó con un retraso de quince minutos detrás del coche de seguridad, y en la quinta vuelta se optó por una salida en parado. El poleman Oliver Rowland mantuvo la delantera.
La brillante apuesta de Vandoorne
En las primeras vueltas, Rowland fue construyendo gradualmente una ventaja, pero en la vuelta trece, un abandono de Maximilian Günther frustró al británico. La bandera roja fue desplegada, justo cuando Stoffel Vandoorne era el único piloto que había activado su Pit Boost. La apuesta del piloto belga, que corre para Maserati, resultó brillante.
Después de la interrupción, la carrera se reanudó con una nueva salida en parado, en la que Rowland volvió a arrancar fuerte. Sin embargo, Vandoorne logró finalmente ampliar su ventaja hasta un impresionante margen de veinticinco segundos. Rowland terminó detrás de su rival belga, lo que le permitió aumentar aún más su ventaja en el campeonato. El joven de 20 años, Taylor Barnard de McLaren, completó el podio, su primero en la Fórmula E. Para Vandoorne, fue su primera victoria desde el E-Prix de Mónaco en 2022.
