Pronto se estrenará la esperada película F1 en los cines holandeses. El proyecto, una colaboración entre los productores de Top Gun: Maverick, el gigante tecnológico Apple y el piloto Lewis Hamilton, promete ofrecer una representación fiel de la categoría reina del automovilismo. Sin revelar la trama de antemano, podemos decir que F1 es visualmente impresionante, aunque los verdaderos aficionados a las carreras pueden fruncir el ceño ante los numerosos clichés.
La sinopsis de F1 ya es ampliamente conocida: la estrella de Hollywood Brad Pitt interpreta a Sonny Hayes, un veterano de la Fórmula 1 que recibe una segunda oportunidad en APX GP, un equipo en dificultades de la parte trasera de la parrilla. Allí se enfrenta al prometedor novato Joshua Pearce, interpretado por Damson Idris. Los numerosos tráilers que han promocionado la película en las últimas semanas han revelado estos detalles. Además, gran parte de las escenas se rodaron durante los fines de semana de carreras reales. Por lo tanto, cualquiera que haya seguido las noticias sobre la película sabrá exactamente cuándo esperar victorias, o por el contrario, accidentes.
Sin embargo, el hecho de que se hayan utilizado imágenes de carreras reales para F1 también beneficia a la película. Pitt e Idris condujeron durante varias sesiones en coches de Fórmula 2 modificados. La acción en la pista es un placer para la vista; se puede sentir la tensión y la velocidad de la Fórmula 1. El director Joseph Kosinski, que ya fue elogiado por sus grabaciones de aviones de combate en Top Gun: Maverick, ofrece con F1 otra obra maestra técnica.
¿Para quién es F1?
Aunque la puesta en escena es impresionante, la trama deja mucho que desear. Los aficionados veteranos a las carreras ya habían sido advertidos en varias ocasiones de que F1 es sobre todo una película de Hollywood, pero que la ya de por sí increíble historia contenga tantos clichés, sigue siendo decepcionante. En un puñado de Grandes Premios se suceden gigantescos accidentes, estrategias ridículas y victorias improbables. ¿Es F1 para el espectador medio de cine simplemente una película de acción antigua para comer palomitas sin pensar? Eso es discutible. Es posible que el neófito en la Fórmula 1 se frustre con las numerosas reuniones de equipo y el interminable parloteo sobre estrategias de neumáticos.
Por no hablar de la actuación a veces rígida de Brad Pitt. En este sentido, F1 definitivamente no es su mejor trabajo. Su co-protagonista Kerry Condon es una directora técnica creíble, lo mismo no se puede decir de las mejoras que aporta a APX GP. Damson Idris también hace una contribución convincente, pero es el ganador del Oscar Javier Bardem quien se lleva el espectáculo. El español brilla como el excéntrico propietario del equipo y ex piloto Rubén Cervantes.
Liberty Media sin duda estará encantada con esta producción de Hollywood. F1 es en primer lugar un poderoso escaparate para el deporte y sin duda atraerá a una nueva oleada de fans, aunque solo sea para un fin de semana de carreras. Fans que al comprar mercancía y a través de colaboraciones con empresas como Disney y LEGO pueden gastar a gusto su dinero en la categoría reina. Misión cumplida.